Desde la Unión de Consumidores de Arévalo y comarca –UCE-, aseguran sentirse desbordados con las peticiones y reclamaciones que reciben de los usuarios de la zona. Ayer martes, 12 de junio, casi 60 personas fueron atendidas desde las 20:15 horas hasta las 23 horas con sus reclamaciones, dudas y peticiones en la sede de esta organización, en la Avenida Severo Ochoa, de Arévalo.
Un día al mes reciben a los usuarios, pero reconocen desde UCE que intentarán abrir sus puertas en más ocasiones para poder recibir a todos. Aseguran que cada vez son más los usuarios a los que ayudan y, por ello, mes tras mes, se acumulan las recepciones y reclamaciones pendientes.
Francisco León, presidente de UCE Arévalo, nos comenta que la mayoría de reclamaciones en este momento son en contra de bancos, sobre todo por las cláusulas suelo o el cobro de comisiones, además de las compañías telefónicas y clientes de la clínica iDental de Segovia, quienes contrataron una financiación y, al cerrar la franquicia, además, se han quedado sin completar su tratamiento. “En los últimos meses nos han llegado incluso casos de personas que no son usuarios o clientes a las que se les está cobrando una factura de una empresa de telefonía, es el caso por ejemplo de un vecino de Arévalo que atendíamos ayer, al cual se le está cobrando y emitiendo facturas sin haber contratado los servicios y cuyo contrato se realizaba desde un polígono industrial de Madrid”. León nos confesaba que se trata de una práctica cada vez más frecuente.
Además, desde la Unión de Consumidores de Arévalo y comarca, denuncian que, por no disponer de firma electrónica, este año no se les ha concedido ninguna subvención por parte de la Junta de Castilla y León. Una ayuda y asistencia que desarrollan desde UCE, por tanto, de forma altruista y voluntaria, en sus ratos libres e, incluso, “nos están obligando a tener que pedir días libres en nuestros trabajos para realizar estos trámites burocráticos de firmas electrónicas y otras gestiones, que hemos cumplimentado con firma manuscrita”.