La segunda fase del estudio de prevención de la diabetes tipo 2 en la Zona de Salud de Arévalo, que arrancó en 2006 para medir la efectividad de la implantación de hábitos de vida saludables para prevenir este tipo de diabetes, se ha iniciado a cargo de un grupo de enfermeras del centro de salud de Arévalo.
Se trata del proyecto ‘Evaluación a largo plazo de la efectividad de un programa de detección de alto riesgo de diabetes y de prevención mediante la intervención en estilos de vida modificables: el Proyecto DE-PLAN-10’. Está patrocinado por la Gerencia Regional de Salud de SACYL y evalúa la efectividad a largo plazo de un programa de intervención educativo basado en la eliminación de estilos de vida no saludables y en la incorporación de hábitos como la dieta y el ejercicio en la prevención de la diabetes tipo 2, así como la mejora en la calidad de vida de los pacientes estudiados en comparación con aquellos a los que únicamente se realizó la práctica clínica habitual.
Mª Pilar Marqués Macías, investigadora principal y enfermera del centro de salud de Arévalo, ha explicado que ahora se continúa la primera fase iniciada en 2006, en la que se eligió aleatoriamente a un grupo de 200 pacientes de 45 a 70 años entre las poblaciones de Palacios de Goda, Martín Muñoz de las Posadas y Tiñosillos, que fueron cribados con la escala de FINDRISC. Esta escala es usada internacionalmente para detectar el riesgo de diabetes tipo 2, estableciendo peligro de padecer la enfermedad cuando se superan los 14 puntos. Fue precisamente con estos sujetos de estudio voluntarios con los que se realizaron intervenciones grupales que pretendían educar en la importancia de prácticas saludables en el día a día. Durante los 5 años posteriores se realizó un seguimiento anual, evolucionando únicamente un 2% de los pacientes a diabetes.
Tras 10 años, y con la finalidad de medir la eficacia a largo plazo de los programas educacionales en hábitos de vida saludables, se contactó de nuevo con los mismos pacientes, excluyendo a aquellos con diabetes tipo 2 diagnosticada o los ya fallecidos. “Los estudios realizados a este grupo ayudarán a evaluar la tasa de progresión a diabetes en los pacientes a los que no solo se les trata con la práctica clínica habitual, sino que se les instruye en la importancia de tener estilos de vida activos y con una dieta adecuada”, apunta.
Hay que recordar que la diabetes tipo 2 es una enfermedad metabólica compleja, caracterizada por niveles altos de glucosa en sangre (hiperglucemia), que se desarrolla en individuos con predisposición genética como resultado de la interacción con factores ambientales y el estilo de vida. Dado que la susceptibilidad genética para desarrollar esta enfermedad no puede ser modificada, el único modo de prevenir la diabetes y sus complicaciones es la intervención en los factores de riesgo a través de cambios en el estilo de vida.
Actualmente afecta aproximadamente al 12% de la población mundial. Se puede relacionar con el incremento de otras condiciones clínicas como la obesidad, la hipertensión, niveles altos de lípidos en sangre y la resistencia a la insulina, directamente relacionadas con los cambios conductuales y de estilo de vida sufridos durante las últimas décadas por la mayoría de la población.