La ruptura con nuestra rutina diaria, la obligación de tener que estar aislados y el miedo al contagio, entre otros aspectos, pueden provocar estrés y ansiedad. En este contexto, la comida puede ser muy recurrente pero no es la mejor solución y, mucho menos, si lo que consumimos son productos precocinados o ultraprocesados.
Rocío Diago, dietista-nutricionista del centro DcienciaSalud de Palencia, ha recordado en Radio Adaja la importancia de mantener una dieta sana y equilibrada, más si cabe en estos momentos. “Para las personas que, ante un mayor tiempo en casa, tiendan a picotear en mayor medida es mejor que no compren ese tipo de alimentos o, si se tienen en casa, no tenerlos a la vista”. También es un buen momento para dedicarle tiempo a la preparación del menú, lo cual va a ser un punto positivo para nuestra alimentación y nuestros hábitos. “Más que fijarnos en el número de comidas nos deberemos fijar en qué componen estas comidas, es decir, que lo que escojamos sea saludable”, resaltó. Se pueden hacer cinco comidas sin problema, pero introduciendo fruta a media mañana y media tarde, verduras y/o hortalizas en comida y cena, evitando snacks, refrescos y bollería.
En este sentido, debemos priorizar alimentos como frutas, verduras, legumbres, frutos secos (crudos o tostados, sin salar). “Si tomamos carne, que sea preferiblemente magra (pollo, pavo, conejo), huevos, pescados blancos y azules”, detalló Rocío Diago. A su juicio, más importante que qué introducir es qué no introducir y comer de forma menos frecuente: snacks como patatas fritas, dulces, bollería, postres dulces, batidos o refrescos.
Con respecto a la alimentación de los más pequeños, si ya se ha introducido toda la alimentación se debe llevar una dieta saludable y no acostumbrar a los niños a tomar dulces o chucherías a diario o a no tomar fruta y verdura, ya que cuando la cuarentena finalice “nos va a costar mucho más que vuelvan a una alimentación saludable”. Rocío Diago aconseja probar comidas nuevas y que los más pequeños se involucren en la elaboración y preparación de las comidas.
En cuanto a la hora de planificarse los menús es recomendable sentarse 5 o 10 minutos un día a la semana y planificar el menú de toda la semana. Una vez que el menú está confeccionado es recomendable realizar una lista de la compra, para atenerse a esta lista, no comprar productos innecesarios (que normalmente no suelen ser saludables) y, sobretodo, no comprar alimentos que luego se nos vayan a estropear por no consumirlos. “De esta forma, compraremos lo necesario para realizar nuestro menú y nos aseguraremos, aparte de no tirar comida, llevar una alimentación saludable”.
A la hora de ir a comprar recuerden seguir las recomendaciones oficiales, respetando la distancia de seguridad y las recomendaciones de higiene. “Es importante hacer caso a la lista de la compra que llevamos hecha, no dejarse llevar por el pánico y comprar solo lo necesario”, recordó Rocío Diago.
Pautas para gestionar la ansiedad por comer
El psicólogo del centro DcienciaSalud de Palencia, Rubén Mosquera, aconseja pararse a pensar e intentar identificar el sentimiento de ansiedad y la causa del mismo antes de la comida. Si se puede, ir a la causa e intentar solucionarlo o atenuarlo. Intentar identificar entre el hambre emocional y el hambre real. En este sentido, Rocío Diago ha recordado que el hambre real aparece de forma progresiva, se produce ante cualquier tipo de alimentos y que después de comer, nos sentimos saciados y paramos de comer. Por otro lado, el hambre emocional aparece “de repente” y suelen apetecer alimentos determinados. “Aun sintiéndonos saciados, no paramos de comer y suelen aparecer sentimientos de culpabilidad después”, recalcó.
Asimismo, para disminuir el estado de ansiedad se pueden realizar otras actividades como ejercicio físico, pintar o escribir. Recomienda también masticar correctamente, dejar los cubiertos en la mesa después de cada bocado y no introducir el bocado siguiente hasta que no se ha tratado el anterior.
